Luis Rubiales sabía que no había vuelta atrás para él en la Federación Española de Fútbol después de darse cuenta de que estaba solo ante la puerta del beso... ahora se teme que nada cambiará hasta que se renueve su sistema electoral.
La sugerencia de que Luis Rubiales finalmente haya dimitido como presidente de la Federación Española de Fútbol porque es lo mejor para la candidatura del país a la Copa Mundial, ha sido descartada por falta de credibilidad por muchos en España.
Se cree que su decisión la había tomado tiempo atrás, una vez que supo que estaba solo en el fútbol mundial sin el apoyo de la FIFA y la UEFA, y que debía concentrar sus energías en luchar para limpiar su nombre en los tribunales después de Jenni. Hermoso presentó una denuncia oficial en su contra.
Su discurso ante la asamblea de la Federación Española, cuando gritó cinco veces que no dimitiría, se produjo antes de que la FIFA lo suspendiera e iniciara una investigación.
Una vez que el organismo rector del juego adoptó esa postura, ya era hora de que comenzara a planear una manera de alejarse de su perorata de “No renunciaré”. Cuando el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, también condenó su comportamiento, quedó aún más claro que no había vuelta atrás.
Se cree que la semana pasada informó de su intención a sus aliados en la Federación Española de Fútbol y, finalmente, el domingo por la noche, el hombre que había dejado como presidente interino, Pedro Rocha, le confirmó que emitiría un comunicado de dimisión.
También pesó mucho el hecho de que esté luchando por limpiar su nombre con la posibilidad de que un caso de agresión sexual pueda llegar a juicio.
Podría haber jugado con la FIFA y la UEFA diciendo que, pensándolo bien, su comportamiento fue tremendamente inapropiado, pero eso podría haber contradicho su argumento para la defensa de que es víctima de una caza de brujas y no el autor de una agresión que probablemente sea a una pena suspendida de un año y una multa si es declarado culpable. Necesitaba concentrarse en su defensa y no en recuperar su puesto.
El temor ahora es que, a pesar de la dimisión de Rubiales, nada vaya a cambiar realmente en España hasta que cambie la forma en que se celebran las elecciones. Incluso si hay una candidata femenina, con Elvira Andrés como posibilidad, o si aparece un nombre importante (Iker Casillas ya ha sido mencionado en el pasado), mientras sólo 140 miembros voten por el nuevo presidente, nada cambiará.
El sistema actual ha estado bajo ataque desde que estalló el caso Rubiales tras el éxito de la selección española femenina en la Copa Mundial.
Hay consternación general por el hecho de que sólo 140 delegados de la Federación eligen al presidente y que los presidentes de las federaciones regionales tienen una enorme influencia dentro de estos 140.
Es un sistema que se presta a un intercambio de favores que potencialmente permite a cualquier presidente que mantenga a sus jefes regionales contentos trayendo partidos internacionales a sus regiones, o asegurándoles subsidios, solicitar esos favores antes de las elecciones.
Hay más de 31.000 clubes en España afiliados a la Federación Española de Fútbol y hay llamados para que de alguna manera cada uno de esos clubes tenga un voto para decidir al nuevo presidente, haciendo que el proceso sea mucho más democrático.
Como dijo el domingo por la noche el respetado periodista español de El País, Ramón Besa: “Todo esto empezó con Rubiales, pero no debe terminar con Rubiales”.
Sin embargo, esos cambios estructurales profundos y de largo plazo en la forma en que se selecciona al presidente podrían tener que esperar hasta diciembre próximo, cuando se suponía que terminaría el mandato de Rubiales y cuando probablemente haya una elección más definitiva con un mandato más largo.
La elección inmediata para elegir al reemplazo de Rubiales debe realizarse dentro del próximo mes y quien gane tendrá que ver a España en la presentación formal de su candidatura para la Copa del Mundo de 2030, luego en la Eurocopa y los Juegos Olímpicos. Pero después de los Juegos Olímpicos de París
s tendrán que buscar la reelección.
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